Domingo por la tarde
Domingo por la tarde
Los platos vienen y van,
los vasos se llenan y vacían.
El dulzor de mandarina se proyecta
sobre un domingo por la tarde.
El limón llora sobre el azúcar de la palta
cuando se arma la sobremesa.
De pronto, la paz del domingo
se vuelve espantosa.
Se acomoda en el sillón
de cuellos, de espaldas y de hombros.
Que no pueden explicar
el porqué del cansancio.
Los platos vienen y van,
los vasos se llenan y vacían.
El dulzor de mandarina se proyecta
sobre un domingo por la tarde.
El limón llora sobre el azúcar de la palta
cuando se arma la sobremesa.
De pronto, la paz del domingo
se vuelve espantosa.
Se acomoda en el sillón
de cuellos, de espaldas y de hombros.
Que no pueden explicar
el porqué del cansancio.
Mientras una espalda encorvada
prepara té,
corre un tenue viento
para que se cierren las ventanas.
El calor del té da animo
al espíritu sosegado
por un domingo por la tarde.
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