Silencio
Mi espíritu colmado,
de su silencio inefable,
niega, atormentado,
tu gesto de salvataje.
Y ahora, en el lento ocaso,
mis seres perplejos y arrasados,
temerosos, desean quedar atrapados
en la tranquilidad del sentir que aplazo.
Y ahí, solo y apesadumbrado.
Cercado por mi silencio
y por mi escrito desolado.
Y tu, aquí, como suave tempestad,
para devolverme la voz y la libertad.
Pero mi cárcel indiferente y fría prefiero.
Y escapo de mi vida, para no decir: te quiero.
Etiquetas: poemas
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