Verde blando
La oscuridad ondeada y vibrante
en que vivió
mi mundo
se ha transfigurado
completamente
por una sensación
verde blanda.
Y por unos rulos
y una gracia
digna de Helena.
Y allí hay sólo una luz
un único sol
verde blando,
que no se oculta nunca
y me libera
de las noches
de melancolía.
“Pero un verde
no puede ser blando,
puede ser oscuro
o claro,
pero nunca ágil,
ni blando”
dirían los chomskianos
seguramente.
Pero el verde blando
seguiría estando allí,
igualmente.
Tiene que serlo
si no,
no hay forma de explicar
que esa mirada tierna
de sus ojos verdes
pueda reconfortar
tanto.
Si no,
no se puede explicar
que sólo una mirada cariñosa
pueda llenar de vida
a un cuerpo sumido
en la soledad
y la melancolía.
Si no,
no hay forma de explicar
que exista y viva
en esa mirada ágil
una belleza trascendente
destinado a permanecer
por siempre,
en un cuerpo
condenado a perecer.
Por lo menos para la poesía
sí existe un verde blando.
Etiquetas: poemas, Verde blando
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